Alfa y Omega. Enviado por Provida Valencia.
Dos recientes estudios muestran las diversas caras del lobby del
aborto
Matar
a niños, gran negocio
Sólo en 2006, los centros abortistas en España
ingresaron, al menos, 52 millones de euros.
Eso es, en último término, en lo que se traduce el escándalo del aborto legal
e ilegal en España, con sus fraudes y trituradoras, con los cadáveres de los
niños en las bolsas de basura... Pero el fenómeno no se circunscribe sólo a
España ni a los países occidentales. Lo promueven, de forma muy especial,
diversas agencias de la ONU, bajo las más variopintas excusas
De las clínicas investigadas por David del Fresno
para elaborar su libro El Imperio de la Muerte (editorial Sekotia),
tan sólo una aceptaba que los pagos no fueran en metálico. El autor lo
atribuye a que esto facilita que no tengan que declararse todos los abortos,
para así ahorrar algo en impuestos. Y es que, al final, lo que el lobby
abortista llama derechos de la mujer, queda traducido en un
puñado de billetes. Como explica el reciente estudio El impacto económico
del aborto, realizado por el Instituto de Estudios del Capital Social, de
la Universidad CEU Abat Oliva y dirigido por don José Miró, los abortorios son
«sociedades mercantiles cuyo fin es obtener el lógico beneficio», y, por ello,
«persiguen que la demanda crezca».
Entre 1997 y 2006, en España, ha aumentado un 17% el número de clínicas; y el
número de abortos que realiza cada una, un 75%. Continúa el estudio: «Al
fomentarse el número de relaciones (sexuales), el progresivo avance de la edad
de la primera relación y la lógica inestabilidad» de una relación juvenil,
aumentan de forma extraordinaria «las posibilidades estadísticas de un
embarazo». Incluso la Organización Mundial de la Salud, inmersa en el
lobby abortista, reconoce que «ningún anticonceptivo es eficaz al 100%»,
con lo que -implícitamente- admite que estos programas generan embarazos no
deseados.
David del Fresno empezó a investigar el entramado de intereses económicos e
ideológicos en la promoción del aborto y las políticas antinatalistas hace
tres años, «tras tomar conciencia de que, para defender la vida humana, había
que saber de qué enemigos» protegerla. Consultando multitud de documentos
oficiales disponibles en Internet, ha llegado a la conclusión de que existe
«una alianza global entre las industrias del aborto, de los anticonceptivos y
determinados grupos de presión ideológica», a favor del aborto y la ideología
de género. Y ha recopilado una gran cantidad de datos que revelan parte del
movimiento de dinero que esto genera.
El gigante del aborto a nivel mundial es, sin duda, la Federación
Internacional de Planificación Familiar (IPPF). Con filiales en distintos
países, practica abortos donde es legal, y los promueve -como mínimo- donde
no. En 2005, los proyectos promovidos, dirigidos o en los que participaba el
IPPF recibieron unos 14 millones de dólares en subvenciones y ayudas. De ellos,
3,8 provenían de la Unión Europea, 3,4 de diversos países, y 1,3 del Fondo de
las Naciones Unidas para la Población (UNFPA). Además, entre 2004 y 2005
recibió directamente 17 millones de dólares de fundaciones filantrópicas
(como Bill Gates, Elton John, Ford o Nike) y 140 millones de países. Aunque el
IPPF se presenta como organización caritativa, entre 1999 y 2006 tuvo
unos beneficios de 40 millones de dólares. 28 de sus directivos cobran más de
cien mil dólares al año, y el director, más de medio millón.
El IPPF funciona sobre todo gracias a la presencia capilar de sus filiales y
organizaciones satélites, entre las que, en el bienio 2004-2005, repartió más
de cien millones de euros. Su filial española, la Federación de Planificación
Familiar de España, recibió en 2005 casi 42.000 dólares. También aportan su
granito de arena organismos públicos como el Gobierno de la nación (43.730
euros en 2000, 131 mil en 2006) o la Comunidad de Madrid (26 mil euros en
2007).
El interés en promover el aborto es tal que puede incluso llevar a aceptar
violaciones de otros derechos. Es el caso del UNFPA y la organización
abortista Maria Stopes International, que colaboran con la agencia
china que hace cumplir la política de un solo hijo. Como premio, las
tres han recibido 171 millones de dólares del Fondo Mundial de Lucha
contra el sida, la tuberculosis y la malaria, informa LifeSiteNews.
En los países en vías de desarrollo, la práctica del aborto se camufla en la
labor humanitaria de promoción de la salud sexual y reproductiva. El
material y los productos necesarios, por supuesto, no dejan por ello de costar
un dinero que alguien gana fabricándolos. Es el caso del kit para
situaciones de crisis que utilizan UNFPA, ACNUR, la OMS, UNICEF, el IPPF
y diversas ONG, y que incluye un instrumento de absorción manual,
similar a una jeringa grande, para realizar abortos tempranos. Lo distribuye
la organización abortista norteamericana IPAS. Algo similar pasa con el aborto
químico en forma de píldora del día después, que, a pesar de ser
incapaz de prevenir el contagio, está incluida en los botiquines de
Profilaxis Post-Exposición ante el VIH que manejan prácticamente todos
los organismos vinculados a la ONU. El UNFPA se gastó en estos kits
medio millón de dólares en 2005, además de otros dos millones (al menos) que
ha invertido en distintos momentos en botiquines de emergencia de salud
reproductiva, presumiblemente con un contenido similar.
La gallina de los huevos de oro
Vinculados de forma directa con el aborto, está la promoción de los
anticoneptivos y de la precocidad y promiscuidad sexual a través de los
programas de salud sexual y reproductiva. Estos últimos reciben
también una cantidad impresionante de fondos (131 millones de dólares en 1997,
por ejemplo). Las empresas farmacéuticas, con el negocio de los
anticonceptivos, han encontrado su particular gallina de los huevos de oro:
no necesitan esperar a que la gente enferme para vender sus productos, y
además no van a dejar de tomarlos cuando se curen.
El IASC, el Comité que coordina a las agencias de la ONU, considera que, en
casos de emergencia, los preservativos han de ser elementos esenciales
dentro de los suministros de ayuda humanitaria, y han de estar empaquetados
como los alimentos y los medicamentos. El UNFPA suministraba en 2003 el 40% de
los anticonceptivos financiados por la comunidad internacional. Cada año,
organiza licitaciones para comprarlos para las agencias de la ONU, y para
Gobiernos y ONG. Entre 1990 y 2000, ha repartido 1.400 millones de condones
masculinos. Sólo en 1999 se gastó 3,4 millones de dólares. En 2005 España
contribuyó con dos millones de dólares, además de 1,27 millones para
suministros de salud reproductiva. Entre los laboratorios y empresas
farmacéuticas que reciben gran parte de estos enormes gastos se encuentran las
españolas Distrex Ibérica o SSL Healthcare Manufacturing SA -la
fabricante de los preservativos Durex-.
María Martínez López
La avaricia rompe el saco
La filial estadounidense del IPPF se ha visto
involucrada en los últimos tiempos en dos sucesos que muestran hasta dónde
puede llegar la avaricia de los abortistas. Según informa LifeSiteNews,
el informe anual 2005-2006 de la organización abortista anunciaba unos
beneficios de casi 56 millones de dólares -sus ganancias acumuladas
alcanzarían así más de 700 millones desde su fundación en 1942-. De sus
ingresos, más de 305 millones de dólares procedían de fondos gubernamentales
pagados con los impuestos de los contribuyentes, puede incluso que de forma
fraudulenta. Un ex ejecutivo de la filial de Los Ángeles ha anunciado que va a
denunciar a las nueve filiales californianas del IPPF por cargar al Gobierno
180 millones de dólares de más desde hace una década, pidiéndole por los
anticonceptivos que compraba hasta doce veces su coste. En el mismo Estado,
una revista pro-vida de la Universidad de California realizó una investigación
en la que un periodista se hacía pasar por un posible donante, que
condicionaba su donativo a que se utilizara para disminuir la población negra.
Los trabajadores de Planificación Familiar en siete Estados se mostraron
dispuestos a aceptar la oferta.
Un estudio revela las dimensiones del invierno demográfico causado por el
aborto
Nos costará mil veces lo que los
abortistas ganan
En las primeras páginas de su libro El Imperio
de la muerte, don David del Fresno se pregunta si el desarrollo y el
bienestar que ha alcanzado España no puede atribuirse, al menos en parte, al
aborto, o, más en concreto, al «dinero no invertido en niños». De ser así, sin
embargo, seguramente estemos ya en la fase en la que el boomerang ha
cambiado su trayectoria. Y tal vez pronto nos golpee.
Los abortos realizados en el año 2006 -según el estudio El impacto
económico del aborto, realizado por el Instituto de Estudios del Capital
Social, de la Universidad CEU Abat Oliva- han supuesto unos ingresos de más de
52 millones de euros para los abortistas. Pero el país ha perdido casi mil
veces ese dinero (51.300 millones) en el capital humano que hubieran aportado
esos niños. Es más, de no haber sido eliminados, a lo largo de sus vidas,
habrían pagado a la Seguridad Social cuotas por un valor de 14.370 millones de
euros; y, con las de los niños abortados en 2007, duplicarían el Fondo de
Reserva.
Eso, sólo en un año. Desde su despenalización (en 1985) hasta 2006, se han
realizado en España mas de un millón de abortos. Pero esos niños abortados
habrían tenido a su vez hijos. En total, aplicando las tasas medias de
mortalidad y de natalidad en España, los autores calculan que, por esta causa,
en 2040, le faltarán a la sociedad española 1,9 millones de personas y, en
2060, 2,5. Además, el estudio prevé que, de 2007 a 2020, se abortará a otros
2,7 millones de niños, lo que, para 2060, habrá implicado la pérdida de otros
4,7 millones de personas. En total, para ese año, el aborto puede haber
supuesto una pérdida de casi 7,2 millones de personas, un 13,7% de la
población si hay mucha inmigración, y hasta un 17,42%, de haber poca. Ya
dentro de doce años, la población perdida estará por encima del 8%.
Siendo éstas lo más importante, no se trata sólo de personas, sino también de
riqueza perdida. Estas personas, a lo largo de su vida activa -suponiendo una
tasa de ocupación del 71,4%-, para 2020, habrán dejado de producir 309 mil
millones de euros, con el valor de 2007; y, para 2060, prácticamente dos
billones. Se teme que, en 2050, la renta per cápita se haya reducido
un 27% respecto a la de 2005. Además de producir riqueza, estas personas
habrían pagado, durante su vida laboral, cuotas a la Seguridad Social por un
valor de 86.744 euros hasta 2020, y de 540 mil euros hasta 2060.
Para que el sistema de pensiones sea viable, debe haber al menos el doble de
personas con trabajo que de personas que no pueden trabajar (jubilados,
menores, etc.) En el año 2002 la población española estaba ya al límite, y
antes de 2025 ya no se cumplirá la proporción. Dentro de apenas siete años, la
Seguridad Social podría entrar en un déficit que podrá cubrir, gracias al
Fondo de Reserva, sólo hasta 2020. Para paliar el déficit, previsiblemente
habrá que aumentar las cuotas y reducir las prestaciones. De haber poca
inmigración, para 2050 puede haber ya más personas para ser mantenidas que
personas capaces de mantenerlas.
A la vez que llegue el déficit, en 2020, empezará a jubilarse la generación
del baby boom, con el consiguiente incremento de las pensiones y del
gasto sanitario; mientras seguirá disminuyendo la población activa. Esta
crisis, que se prolongará y agravará al menos hasta 2050, tendrá «una gravedad
nunca vista, y cuestiona la viabilidad del país». La falta de natalidad no se
puede suplir sólo con inmigración, pues el capital humano generado por un
inmigrante, aun si llegara al comienzo de su ciclo laboral, sería inferior en
225.000 euros al que hubiera producido un no nacido.
La conclusión del informe es clara: «No es normal que una pérdida de este tipo
y magnitud sea contemplada por los poderes públicos, no como una situación a
moderar, sino como una circunstancia a proteger, tal y como se desprende de
las políticas y declaraciones oficiales».
M. M. L.