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El aborto:
obra maestra del demonio |
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Padre Thomas J. Euteneuer |
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Hace
un tiempo visité el centro de abortos de Leroy Cahart en Omaha, Nebraska, EEUU, donde se practican abortos “por
nacimiento parcial”. Pude ver, incómodamente, un lugar totalmente repulsivo y
lleno de maldad humana. Solamente con mirar el dilapidado centro para
reparación de vehículos convertido en una fábrica para matar bebés, y la
suciedad en toda el área, no pude menos que pensar que el mal del aborto
degrada todo lo que toca. El aborto no es solamente una plaga social; es
también una negación espiritual del plan de Dios para la felicidad y el
bienestar del ser humano. Cuando Dios dice “¡sí!” a la vida y la fertilidad,
el demonio grita un rotundo “¡no!” El
poder espiritual del aborto consiste en su perfecta violación de todos los
mandamientos de Dios. En primer lugar, la mayoría de los abortos son pecados
contra el sexto y el noveno mandamientos (adulterio, fornicación y lujuria). Ciertamente,
el aborto es un pecado contra el quinto mandamiento, que prohíbe el homicidio
directo. De
la misma manera, viola también el tercer mandamiento, porque la inmensa
mayoría de los bebés mueren por aborto los sábados, que son días de mayor
actividad comercial de los centros de abortos. (El sábado es,
tradicionalmente, el día de observancia judía, que fue trasladado al domingo
por la Iglesia Católica luego de la resurrección de Cristo.) |
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Hispanos por abortos |
El
aborto constituye también un revés del cuarto mandamiento, pues el padre y la
madre “deshonran” al niño de la manera más espantosa, maldicen la santidad de
Dios en su segundo mandamiento, que se manifiesta en Su única criatura hecha
“a Su imagen y semejanza” (Génesis 1:27). Por
ser una falsa religión, el aborto constituye una violación del primer
mandamiento que prohíbe la veneración de deidad alguna fuera de Dios. No cabe
duda de que esta “religión” se sostiene a base de un sistema altamente
sofisticado de falsedades y engaños, que llevan a la mujer a acudir al centro
de abortos, todo lo cual viola también el octavo mandamiento: “No levantarás
falso testimonio”. Más
aún, el aborto nos roba, a nivel personal y nacional, de nuestras esperanzas
para el futuro, cimentado en nuestros bebés, rechazando así el séptimo
mandamiento: “No robarás”. Todos aquellos que estudian el asunto de la inmigración,
deben recordar que la presencia de más de 40 millones de inmigrantes hispanos
en EEUU, ha llenado el vacío dejado por la destrucción de 47 millones de
nuestros propios niños por medio del aborto. Esa destrucción ha ocurrido a
partir de la decisión judicial a favor del aborto, llamada “Roe v Wade”, que el Tribunal Supremo de EEUU emitió el 22 de
enero de 1973. Aquel dicho “la naturaleza aborrece un vacío” tiene tanta
verdad en los asuntos de la demografía, como en los de la física. |
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Una verdadera fuerza espiritual |
Finalmente,
el décimo mandamiento, que prohíbe codiciar los bienes del prójimo, trata
sobre el pecado capital de la avaricia, que es precisamente lo que motiva a
los aborteros. En ocasiones se oye a los aborteros decir que odian el aborto, pero ellos aman el
dinero que hay detrás de ello. El
aborto es como una gran vorágine espiritual que hala a las personas hacia el
interior de sí misma, y hasta la Iglesia también podría verse comprometida
por este mal. La mayoría de los pecados enumerados son pecados de comisión.
Pero los pecados de la Iglesia son pecados de omisión inspirados por el
aborto – lo cual se ve en el terrible silencio de los sacerdotes sobre este
tema, los líderes políticos ‘católicos’ herejes que apoyan el aborto, la
fácil justificación del aborto por educadores católicos, la falta de
verticalidad moral del personal médico católico en cuanto a los anticoncepticos abortifacientes
y la esterilización, y la lista continúa. Todo
lo que he señalado tiene el propósito de informarles de que el aborto es una
fuerza espiritual que rechaza el plan de Dios para el amor, la vida y la
familia. El aborto no solamente destruye los cuerpos, pues también destruye
las almas; y esto, tomando en cuenta la eternidad, es la gran obra maestra
del demonio. Agradecemos
a la Lic. Marlene Gillette, abogada y gran colaboradora de VHI, la traducción
de este artículo, cuyo título original es “Abortion:
The Devil’s Masterpiece, que fue publicado en el boletín electrónico
semanal Spirit and Life, Vol. 1, No. 78, 3 de agosto del 2007, y disponible
en el portal de HLI: http://www.hli.org. |