- El misterio de la
- muerte y
resurrección de Jesús
en una escena de la fachada
de la pasión
En la fachada de la pasión, la escena de la flagelación de Jesús está
impregnada del simbolismo de la resurrección y del cielo nuevo y de la tierra nueva que
Jesús inaugura con su victoria sobre el pecado y sobre la muerte.
Jesús está
abrazando la columna, simbolizando con ello que su pasión salvadora, a favor nuestro, es
voluntaria:
"El Padre me ama porque yo doy mi
vida y la tomo de nuevo. Nadie me la quita, sino que la doy yo por mí mismo. Tengo el
poder de darla y el poder de volver a tomarla" (Juan 10,17-18a).
Detrás de
la columna están el Alfa y la Omega que simbolizan a Jesús: principio y fin
de todas la cosas.
La
columna tiene un bloque desplazado que quiere significar dos cosas:
1.
Después
del tercer bloque, el cuarto está desplazado: "al tercer día resucitó de
entre los muertos". Simboliza, pues, la piedra del sepulcro desplazada: la
resurrección.
2.
Al
mismo tiempo, es una piedra que está fuera de sitio, pues ha sido desplazada. Con esto se
quiere simbolizar este mundo de la muerte y de la caducidad, del pecado y de la mentida,
que con la resurrección de Cristo ha sido vencido, "desplazado"
definitivamente: Jesús resucita para no morir nunca más. Con su muerte ha vencido la
muerte y nos ha dado vida eterna.
Recordemos
aquellas palabras impresionantes del libro del Apocalipsis:
Y vi un cielo
nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra han desaparecido... Y
oí una voz potente, salida del trono, que decía: 'Ésta es la morada de Dios entre los
hombres; pondrá Él su morada entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios
estará con ellos; enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte, ni duelo,
ni gritos, ni fatiga; porque las cosas primeras han pasado.'
El que estaba sentado en el trono dijo: 'Ahora hago nuevas
todas las cosas.' Después me dijo: 'Escribe que estas palabras son fieles y veraces.' I
añadió: '¡Se ha cumplido! Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin.'
(Apocalipsis 21,1a.3-6a).
Buena Pascua y ...
Alegraos siempre
en el Señor; os lo repito, alegraos. Que vuestra benignidad sea notoria a todos los
hombres. El Señor está cerca. No tengáis inquietudes, sino, orando, suplicando y dando
gracias en toda ocasión, presentad vuestras súplicas al Señor. Y la paz de Dios que
supera toda imaginación guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo
Jesús. (Filipenses 4,4-7).